Positivo balance del primer año del Programa Redes de Sabiduría


    La realidad nos desafía cada día. Hemos aprendido a vivir en ella con alegría, a manejar nuestros miedos, pero estamos convencidas de que vale la pena mantener la esperanza y animar a otras personas que se unan al programa”. Así se manifiestan las Misioneras Dominicas del Rosario en el informe realizado al concluir el primer año de funcionamiento del Programa Redes de Sabiduría que, con el apoyo de Sintiendo el Sur, se desarrolla en el barrio de El Limón, en Ciudad de Guatemala.

    La situación en este enclave de la Zona 18 de la capital guatemalteca no ha mejorado en este último año. Siguen las extorsiones, aumenta el número de embarazos en adolescentes, las muertes violentas son una realidad cotidiana y el abandono de las familias continúa. Pese a todo, ellas siguen realizando el trabajo con las jóvenes que viven en la casa de Redes de sabiduría, así como con algunos jóvenes que se les apoya en sus estudios y el trabajo con las mujeres. Asimismo, han creado un nuevo espacio con niños y adolescentes que se llama ‘Limón Chispudo’.

    En cuanto a las diez jóvenes beneficiarias del Programa, siete culminaron su año escolar con un buen rendimiento, una suspendió dos asignaturas, pero luego las recuperó y las otras dos se ‘retiraron’ del proyecto, fundamentalmente por falta de integración en el grupo, ya que Redes de Sabiduría es un espacio de crecimiento integral, no sólo profesional, y ello hace más difícil la adaptación.

    Las jóvenes han colaborado en los servicios comunitarios, como son la Guardería Esquipulas, la formación de mujeres adultas, la alfabetización de mujeres, en el ‘Limón Chispudo’, así como en clase de guitarra y canto.

    Según las misioneras, “ha habido un logro importante en cuanto a organización del tiempo, concentración en la realización de tareas, las relaciones humanas, el intercambio intercultural y la toma de conciencia social de la realidad del país”.

    Respecto a las dificultades, las misioneras hacen hincapié en la realidad de la violencia, con la que hay que estar especialmente atentas, “para buscar salidas y estrategias que permitan manejar la situación, sobre todos para que las jóvenes no estén en riesgo”, señalan.

    Sobre el grupo de chicas y chicos externos que se apoya en el Programa –gasto de transporte, material escolar, uniforme- señalar que los seis aprobaron sus estudios y este año, en principio, seguirán.

    En su balance anual las Misioneras Dominicas destacan, asimismo, que han sido muchas las demandas y ello ha supuesto un aumento de carga de trabajo. Pese a todo, manifiestan que “estamos muy contentas porque creemos que hemos consolidado y aprendido de este primer año de experiencia”.

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